PSICOTERAPIA
679 89 26 62
martagomezlobo@gmail.com
Cómo dejar de tener miedo
1 de noviembre de 2022
Psicoterapia

El miedo es una emoción completamente adaptativa y necesaria. Quizás la pregunta necesaria no es “cómo dejar de tener miedo” sino “cómo convivir con él”.

Si existe algo certero en esta vida es que todo cambia y no sabemos hacia dónde hasta que nos encontramos con ello. Por tanto, la vida está cargada de incertidumbre. Y esto, desde mi experiencia, es una de las cosas que más nos asustan. Pero quizás hablar de la incertidumbre puede desviarme de lo importante que quiero reflejar aquí hoy.

Cómo convivir con el miedo

Pues la respuesta puede ser muy obvia, pero resulta ser muy complicado: date cuenta de que sientes miedo. Y que te des cuenta de ello supone sentir en tu cuerpo la experiencia del miedo: cómo lo sientes aquí y ahora en tu cuerpo, si se refleja en alguna parte de tu cuerpo concreta, cómo reacciona tu cuerpo, etc. Darte cuenta supone tomar conciencia del momento presente con todo lo que hay en él.

Y si indagamos un poco más: ¿qué piensas de ti mismo por sentir miedo? Que “soy débil”, “una persona como yo no debería sentir miedo”, “menuda chorrada por sentir esto”, “soy suficientemente fuerte”, “si siento miedo no voy a ser capaz de superar las cosas que me ocurren”, etc. Date cuenta de todas las creencias que impiden que conectes con el miedo.

¿Y después?

“Fácil”. Solo tienes que sostenerlo. Y he aquí el quid de la cuestión: la mayoría de las personas hemos crecido en entornos donde, si bien había amor, seguramente había desconexión emocional por parte de nuestras figuras de referencia (padres, madres, tutores, abuelxs…) porque ello/as mismo/as estaban sufriendo y eso imposibilitó servirnos de sus cerebros (concretamente, su sistema nervioso) para regularnos.

Por tanto, eso de regularnos no es tan sencillo si desde pequeños no creamos los circuitos necesarios para hacerlo. En otras palabras: no hemos tenido el mapa para aprender a convivir con el miedo y, por eso, nos desborda. (bueno, por eso y que tampoco ha habido un entorno de plena seguridad para desarrollarnos cómo verdaderamente somos).

Pero eso no quita que podamos hacerlo ahora, desde nuestra parte adulta. Esa parte niña/o nuestra está lleno de miedo y no pudo entonces. ¿Eres ese/a mismo/a niño/a? Me atrevo a decir que no. Por eso es importante conectarnos con lo que sentimos, para recuperar partes nuestras abandonadas.

“The child is very open and can feel the pain and suffering going on in its immediate environment. The child is aware of its own body and also can feel the tensión, rigidity and pain in the body of the mother or of anyone else he’s with. If the mother is suffering, the body suffers too. The pain never gets discharged. The organism does not develop the confidence that it can regulate itself and that things Will happen the way they should”. (A.H. Almaas)

“El niño está muy abierto y puede sentir el dolor y sufrimiento que hay en su entorno inmediato. El niño es consciente de su propio cuerpo y también puede sentir la tensión, rigidez y dolor en el cuerpo de la madre o de otros con quien está. Si la madre está sufriendo, el cuerpo sufre también. El dolor nunca se descarga. El organismo no desarrolla la confianza de que se puede regular y de que las cosas pasarán de la forma que tienen que hacerlo”. (A. H. Almas)

Enfoques

Hay muchos enfoques para abordar el miedo, pero, al final, todos se reducen a poder convivir con ellos. Te recomiendo que elijas el que mejor se adapta a ti y a tus circunstancias, pero te sugiero que te hagas el favor de no evitar contactar con él.

Mi enfoque consiste en acompañarte a convivir con él y a que puedas expresar todo lo que necesites. A encontrar formas y espacios donde no te desborde, y a crear un contenedor seguro. Te aseguro que no estás solo/a en esos miedos y, al final, todas las personas atravesamos las mismas cosas, aunque con otras caras.

¿Y si es demasiado para sostenerlo? ¿Cómo lo sostengo?

Pide ayuda profesional. Habla con alguien. Ten espacios contigo a solas. Escribe. Haz teatro o baila. Sostenlo en dosis pequeñas y luego evádete… Hay muchas formas y ninguna es la errónea o la correcta. ¡No hay una única fórmula! Pero, sobre todo, busca contextos de seguridad y date cuenta.

A mí me sirve y (me sirvió en su día) reconocer que estaba ‘cagadita’, asumiendo lo que una parte de mí juzgaba como débil y cobarde. Hoy en día, sigo teniendo mis pesquisas con esta emoción. Sé que no es fácil sostenerlo, creéme. Yo también lo vivo en mis propias carnes… Eso sí, cuando puedo compartirlo en lugares seguros o me doy esos espacios, una parte de mi libera esa tensión retenida y ese miedo me incapacita menos para seguir avanzando.

¿Y bien? ¿te animas? Estoy aquí por si necesitas que alguien te acompañe en este camino.

Deja una respuesta