En muchas ocasiones hemos creído o tenemos la tendencia a creer que las crisis son algo insano. Que tenemos que evitarlas. Que tenemos que huir de ellas. Pero nada más lejos de la realidad: las crisis son grandes oportunidades para cambiar antiguas creencias y abrirnos a algo nuevo.
¡Oh no! Quizás está aquí la dificultad: abrirte a algo NUEVO.
CAMBIAR.
Sí, siento descubrirte que la vida es constante cambio y movimiento y, por tanto, tú también. Los problemas no vienen de las crisis. No. Los problemas vienen de la dificultad para aceptar el cambio.
Cuando oigas a alguien decir esto, ¡corre! Re-analiza tu vida (no siempre, claro, porque quizás esa persona está proyectando muchas cosas que no tienen tanto que ver contigo sino con ella).
Ya sé que cuesta e incomoda bastante. Las crisis genera malestar porque supone replantearte en esos momentos qué está pasando y qué tiene que cambiar para llegar a otro lugar. Pero ten cuenta que la crisis ha llegado para algo, no nace de la nada. Seguramente ha habido cosas que has ido dejando de lado y ocultado, callando, rumiando en la sombra, etc., pero al final todo sale y en algún momento lo tienes que coger y ponerlo encima de la mesa O no… y seguirás sufriendo.
Las crisis son una alerta que te dice: “-¡Reacciona! Te mueres en vida!–».
Escúchate. Entérate. Siéntete y aprende.
Pero no “aprendas porque de todo se aprende”. Aprende porque has vivido la experiencia de la crisis. Te has dejado doler, te has quedado indefenso/a, has gritado, has llorado…
Aprendes porque te has dejado impactar y has dejado que la herida se drene. Y es ahí cuando aparece algo nuevo y surge un aprendizaje porque ha habido fuerza. No te has debilitado evitando la crisis.
Me gusta compartir la metáfora de que las crisis son como subir una montaña alta: subir una montaña es incómodo y sabes que te va a conllevar muchos momentos de frustración, cansancio, alegrías, penas, etc. Sin embargo, sabes que obtendrás alguna recompensa cuando llegues. Aun así la subes y te encuentras con todo eso, subes aunque te cueste. Y cuando llegas, tienes más fuerza que antes a pesar de todo lo vivido.
Si no subes esa montaña, no tendrás esa fuerza nueva y no habrás aprendido en base a la experiencia. Te lo habrán contado, pero no lo habrás vivido.
Esa es la fuerza que generan las crisis. ¡Aprópiate de esa fuerza!